Séptima parada
Ciudad del Vaticano es un país soberano e independiente cuyo territorio consta se encuentra dentro de la ciudad de Roma. Su extensión no llega al medio kilómetro cuadrado y cuente con apenas 900 habitantes; pero todo lo que se encierra tras sus muros es imperdible para cualquier viajero. Así que no podía irme de Italia sin visitar este religioso y hermoso lugar.
Me pasé casi un día completo recorriendo cada uno de sus pasillos, hasta subir a lo más alto de la cúpula de la Basílica de San Pedro para admirar el país más pequeño del mundo desde arriba. Y bueno, en el Vaticano hay tanta historia y tantos símbolos sagrados que en verdad por ratos sentía que el tiempo que faltaría.
Mi recorrido empezó por la famosa Capilla Sixtina, la capilla más famosa del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la residencia oficial del Papa, en dónde se encuentra las más famosas obras de Miguel Ángel. Y debo mencionar que así no seamos fanáticos del arte, la Capilla Sixtina es algo que los dejará sin palabras. Hay un momento en que el guía indica que nadie hable y tan sólo te paras a admirar cada pintura, cada detalle, teletransportándote a aquellos tiempos e imaginándote como habrá pintado Miguel Ángel tan hermosas obras. Para llegar a la Capilla Sixtina deben recorrer más de 1 km por el interior del museo y una vez pasada la Capilla Sixtina es casi imposible volver atrás, ya que la visita al museo está organizada básicamente en sentido único.



Después de dejar la Capilla Sixtina, tocaría seguir caminando por cada pasadizo y salón admirando cada detalle, hasta finalmente llegar a la Basílica de San Pedro, en dónde además de admirar cada escultura y tallado deben subir a lo alto de su cúpula, cómo lo dije anteriormente tendrán una vista espectacular. Se puede subir a pie o tomar un ascensor que cuesta dos euros, el cual si bien no los llevará hasta lo más alto, sí les ahorrará un buen trayecto. Al llegar a la cima, sólo queda admirar la Plaza de San Pedro. Debo confesarles que para mí este fue un momento un poco emotivo, ya que tantas veces viendo la plaza sólo por televisión, jamás hubiera imaginado estar ahí. Así que no pude evitar botar una lagrimita y emocionarme por tamaño escenario que tenía delante de mío.

Al bajar y salir de la Basílica, era el momento de las fotos y comprar los recuerdos. Así llena de fotos y recuerdos dejaría finalmente la bella Italia.
Y acá vienen mis consejos:
- Es preferible comprar las a fin de evitar las largas colas.
- De pronto sería mejor reservar una visita guiada, ya que el Vaticano tiene mucha, pero mucha historia, entonces si en verdad no quieren perderse de nada, recomiendo un guía, que no es muy caro. Hay algunos que forman grupos y hasta incluyen las entradas.
- Cuidado con la vestimenta, cómo ya mencioné en la entrada anterior, no los dejarán entrar con shorts, faldas cortar y polos muy escotados. Así que prevean esto.
- Vayan a los servicios higiénicos antes de iniciar el recorrido, ya que luego no habrán muchas oportunidades.
- No llevar maletas, mochilas grandes o paraguas. Te obligarán a dejarlas en consigna, lo cual puede ser molesto porque te obligaría a volver a ella para recogerlo, dificultando la visita. No hay problema en meter pequeñas mochilas o bolsos. ¡Ojo!, no se puede entrar con navajas u otros objetos cortantes. El acceso está controlado como el de un aeropuerto.
- Cuidado con las fotos y filmaciones En la Capilla Sixtina NO ESTÁN PERMITIDAS las fotos ni ninguna clase de filmación. En los demás lugares sí, pero sin flash.
- Cuidado con los vendedores informales, en la Plaza de San Pedro, habrá muchas personas ofreciéndote cosas, incluso tours, esto no es de fiar. Tengan cuidado.
IMPORTANTE
Si desean una audiencia con el Papa Francisco, pueden reservar su entrada para estar presentes en la audiencia general de los miércoles.
Un comentario en “UN DÍA EN EL VATICANO”