Que me encanta el fútbol no es ningún secreto. Es así como, desde hace algún tiempo, con un buen amigo hemos venido conversando y dando forma a la idea de ir al próximo mundial (Rusia 2108). Decíamos esto desde que Perú estaba en las últimas filas de la tabla de clasificación. Como buenos viajeros y futboleros hacía falta este gran viaje: ir a un mundial.
Recuerdo de manera anecdótica que nos preguntábamos: «¿a quien vas a alentar tú?». Yo había escogido a Holanda, que irónicamente no ha clasificado y mi amigo había escogido a otro país europeo. Este 2018 íbamos a cumplir nuestro sueño de ir a un mundial, pero el sueño no hubiera estado completo si Perú no hubiera estado ahí.
Las eliminatorias avanzaban. Puntos más, puntos menos; goles a favor, goles en contra; ilusiones y desiluciones; pero como buenos hinchas siempre ahí, sin importar la hora, ni que al día siguiente teníamos que ir a trabajar. Claro, nosotros vivimos en España (Barcelona y Madrid respectivamente) entonces ver un partido significaba amanecernos.
Recuerdo las últimas fechas de la clasificación y el repechaje: sola, en mi habitación, sobre las 4 de la madrugada, a oscuras, mientras todos dormían, yo con una mantita y la laptop encendida, buscando una buena página de internet (que no se colgara) para ver el partido. El corazón me latía a mil con cada jugada mientras tenía que aguantarme las ganas de no gritar gol a todo pulmón. En los entre tiempos llamaba a mi padre en Lima para comentar y durante todo el partido lo vivíamos a distancia, por whatsapp, con este amigo con el que ahora iré al mundial. Sí viajer@s así viví la clasificación lejos de casa.
Al día siguiente de los últimos partidos, ir a la oficina o a clases era emocionante. Me sentía orgullosa, porque estábamos a puertas de la clasificación. La gente me felicitaba, algunos me decían: «yo quiero que clasifique Perú», otros me decían: «Perú se lo merece, estamos con vosotros». Y finalmente sucedió. Finalmente el sueño se hizo realidad…
Desee tanto estar en Perú ese bendito 15 de noviembre, cuando mi país al fin hizo mi sueño realidad completamente. Ese bendito 15 de noviembre, cuando clasificamos al mundial después de 32 años (en el último mundial yo ni había nacido).
Ahora voy a ver por primera vez a mi país en un mundial y doy gracias infinitas de que pueda hacerlo en vivo y en directo, pero no me voy sola, todos ustedes se vienen conmigo. Compartiré paso a paso todo sobre mi viaje al mundial y a Rusia, ya que también aprovecharemos para hacer algo de turismo.
La historia recién empieza…